ANÁLISIS TÉCNICO VS ANÁLISIS FUNDAMENTAL
FRACTALES Y TEORÍA DEL CAOS DESCARTAN EL SEGUNDO
En los 10 años que he estado vinculado a entidades financieras, con cometidos comerciales, siempre he percibido una diatriba curiosa entre los seguidores del análisis técnico y los acólitos del análisis fundamental. Curiosamente, los prosélitos de esta 2ª modalidad de análisis han sido, generalmente, aquellos que han intentado velar por la ortodoxia de los enfoques económicos, casi siempre con formación reglada universitaria en el ámbito de la economía, mientras que los defensores del análisis técnico hemos contado con tránsitos universitarios dispares o con una formación financiera menos ortodoxa.
En mi caso particular, tras un periplo universitario en el que se me instruyó en la sensatez de la homologación basada en el método científico, la llegada al teatro financiero supuso un choque metodológico. Me habían insistido en la coherencia de la ciencia y sin embargo, al ir conociendo los entresijos de la parafernalia económica, mi fuero interno infería desajustes e incongruencias múltiples.
La curiosidad y el inconformismo me han llevado en estos 2 lustros a indagar y buscar un entorno menos subjetivo de actuación y por ello más ligado al ámbito en el que me encuentro más cómodo y más satisfecho conceptualmente, un entorno que apuesta por el método científico y su edecán inseparable, el método de prueba y error, obligado a descartar aquello que muestra ineficiencias y errores, precisamente algo de lo que adolece la industria financiera ortodoxa, viciada por una estructura hipertrofiada que debe seguir manteniendo, cueste lo que cueste.
Lo que al principio era una inducción (infería que los modelos de análisis económicos ortodoxos no se ajustaban al método científico) se ha convertido en deducción gracias a las enseñanzas del ínclito y nunca bien ponderado Mandelbrot y a la rotundidad y evidencia de la teoría del caos.
Convengamos de todas formas que tanto el análisis técnico como el análisis fundamental fallan estrepitosamente en uno de sus referentes principales, VATICINAR EL FUTURO. Algo que en nuestro fuero interno sabemos que es imposible, aunque nuestra necesidad de certezas y la necesidad de que nos cuenten historias que ensortijen los acontecimientos en una trama creíble, nos lleva a demandar. Y ya sabemos como funciona el ser humano y la actividad mercantil, en cuanto se detecta una necesidad, la maquinaria se pone en marcha y se genera toda una industria volcada en generar vaticinios y pronósticos y lo más peligroso, en generar hordas de licenciados que servirán como fuerza de venta de productos y servicios que están más pensados para el interés de la entidad financiera de turno que para el beneficio de sus clientes.
Es un vicio cínico de esta industria. Y no un vicio oculto ya que hay algunas figuras intelectuales relevantes que llevan años alertando sobre este tema, aunque mientras haya gente dispuesta a escuchar a videntes, estos seguirán encaramándose a sus atriles. El cambio debe llegar de abajo a arriba, no esperemos que la industria entone el “mea culpa” y vaya transformando sus hipócritas prácticas en servicios más objetivos y más cercanos a la realidad del entorno matemático en el que se mueven los mercados financieros.
Son tan evidentes los conceptos que emanan de la teoría del caos y de la matemática fractal que sorprende la desgana y el desinterés con la que el pequeño inversor los va incorporando a sus rutinas operativas diarias, aunque no sorprende el interés del stablishment por mantenerlas fuera de circulación e incluso por desprestigiarlas.
La teoría del caos nos confirma que los entornos que se pueden considerar dentro de su dinámica dependen extremadamente de las condiciones iniciales. Cualquier error de cálculo de las condiciones iniciales nos llevará a errores de magnitud incalculable superado cierto tiempo. Si por definición sabemos que en los mercados financieros es imposible realizar un certero planteamiento de las condiciones iniciales, por la inmensidad de variables que intervienen, la conclusión es evidente, es imposible vaticinar los derroteros por los que deambulará el sistema y lo que es peor, a medida que nos separemos del momento inicial tanto más imposible será el vaticinio. Analicen, tras este comentario, como funciona la industria financiera y en que fundamenta sus recomendaciones y concluyan que ante el más mínimos atisbo de vaticinio por parte de su analista de cabecera debería optar por la huida más estruendosa posible.
Con el anterior párrafo he intentado argumentar que el futuro es impredecible en sistemas dinámicos no lineales y por ello que tanto el analista técnico como el fundamental que pretende lanzar augurios a más plazo que unas cuantas horas deberíamos catalogarlo como un discípulo de Aramis Fuster, más que alguien que se mueve en la observancia de los cánones del método científico.
Sin embargo, si el paradigma en el que me apoyo es el de la geometría fractal, aquí sale algo más favorecido el análisis técnico y de nuevo culmina apaleado el, increíblemente favorecido por el stablishment, análisis fundamental.
La geometría fractal busca patrones con un “generador” determinado y juega con la dimensión y los cambios de escala en las distintas dimensiones. Algo no muy alejado de lo que ideó el señor Elliott hace un siglo. Además la geometría fractal aporta un corpus matemático que facilita la generación de modelos que pretenden anticipar lo que puede acontecer, en este caso, en los mercados financieros.
De todas formas, no nos llevemos a engaños, aunque mediante la matemática fractal conseguimos que los modelos se adapten de manera más fina a lo que ocurre en los mercados financieros, cualquier vaticinio lanzado debe refutarse lo más rápido posible, para de nuevo volver a actualizar herramientas y lanzar un nuevo pronóstico. Se trata de una rutina muy cortoplacista que dependerá de la potencia de cálculo (ordenadores) de la que uno disponga.
El terreno en el que sigo investigando es este, el de la fractalidad y el de la teoría del caos y la única semicerteza que puedo albergar es que el análisis fundamental tiene un escaso poder predictor, como ampliamente nos han demostrado las instituciones financieras y que estamos abocados a lanzar apuestas a corto plazo que deben ser rápidamente refutadas (no corroboradas, este es el nocivo hábito en el que se mueve la mayoría).
CORTO PLAZO:
Recuerden que mientras más largo lo fíe, la probabilidad de errar será superior. Sin embargo, como el pequeño inversor sigue demandando análisis y expectativas a plazos medianamente largos, paso ahora a emplear los indicadores indirectos en los que me apoyo para intentar dilucidar el momento en el que nos encontramos.
Inicio el repaso con el gráfico que refleja la curva de desviación estándar acumulada sobre 150 sesiones del DJ EUROSTOXX VOLATILITY INDEX. Ya saben que descensos en bolsa devienen con incrementos de volatilidad, así que aquí tenemos un indicador interesante que nos avisa de riesgos. Al mostrarlo de esta guisa conseguimos transformar su evolución en una especie de oscilador que se mueve entre 2 extremos.
Vemos como en las últimas sesiones se ha girado al alza, aproximándose a niveles de +2 desviaciones estándar, aunque aún parece faltarle algo de recorrido al alza lo que implica que aún podría continuar la actual inercia bajista en las bolsas.
El 2º indicador que les muestro es uno de fabricación propia que denomino OSCILADOR DE RV VS RF.
De nuevo consigo reflejarlo como un oscilador que se mueve entre 2 extremos. Cuando supera el umbral 65 hemos de esperar que vuelva a traspasarlo a la baja para que genere señal de venta. Ese momento aconteció el 9/abril/2010. Desde ese momento esta herramienta generó señal de venta y por el momento sigue presentando recorrido a la baja, hasta que traspase el umbral 35.
Por último echaremos un vistazo al Bund alemán, también como indicador indirecto de lo que puede acontecer.
Como pueden apreciar, los descensos en las bolsas han propiciado entrada de dinero en el bono alemán, arrastrando al alza su cotización. La curva de desviación estándar acumulada (curva roja en el gráfico) muestra la inercia alcista propia de estos momentos, parte de la zona – 1,8 y ha alcanzado niveles próximos a +1,7. No podemos confirmar que ya hayamos visto el techo en la evolución de la curva roja, aunque se percibe un incipiente giro a la baja. Mientras continúe moviéndose al alza, la probabilidad de que las bolsas mantengan la actual inercia bajista es elevada.
RESUMIENDO:
Mantengo mi trifulca contra los vaticinadores del medio plazo en el ámbito financiero y aunque también me introduzco en este terreno, en el apartado “corto plazo”, lo hago previo aviso de que mientras más me aleje del presente, el margen de error será mayor y la probabilidad de desacierto también se incrementará. Las herramientas indirectas que he incluido aún no se encuentran en extremos que nos hagan inferir que la actual inercia bajista ya ha concluido.
Por simetría en los movimientos, emergen niveles que pueden ser el objetivo a alcanzar en las próximas semanas. En el caso de Eurostoxx 50 esa zona está en los 2.600, mientras que en el caso del Ibex 35 sería la franja 9.000 – 9.200. Lo iremos vigilando y refutando si las evidencias son concluyentes.
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